miércoles, 30 de diciembre de 2009

Dos recomendaciones afrancesadas

Voy a romper ligeramente la tónica del blog recomendando una película y un cómic. Digo ligeramente porque no deja de ser otra forma de sentar cátedra.

Vaya por delante una disculpa por tratarse de dos obras procedentes del otro lado de los Pirineos. De todos es sabido que los franceses no necesitan motivos para ostentar su cultura. Lo peor del caso es que la mayor parte de las veces los tienen. Y aquí traigo dos ejemplos.

El primero de ellos es La Jetée, rodada por Chris Marker en 1962. Se trata de un mediometraje de ciencia ficción compuesto en su práctica totalidad por fotografías (y una música escalofriante). La jetée es el muelle de un aeropuerto en el que un niño es testigo de una escena que queda grabada en su memoria. La Jetée es probablemente lo más original que he visto en mucho tiempo. Y eso es preocupante, porque en cuarenta años ha habido tiempo más que de sobra para explotar los mecanismos que esta película ya domina magistralmente. Pero no ha ocurrido.

La Jetée puede encontrarse en Google videos o en YouTube, pero con calidad muy poco digna, en general (encontré una versión bastante buena, pero sólo de los primeros nueve minutos —¿dónde está el resto?—). Como es costumbre, no faltan comentarios impagables: «this happened to me», dice un tal peterdcarter1.

La segunda recomendación es la serie de cómics Le Combat ordinaire, de Manu Larcenet. El nombre ya dice mucho: esta no es una historia épica, sino la vida cotidiana de una persona más o menos normal (en la medida en que todos podamos serlo). Esa persona es Marco, un fotógrafo por cuenta propia al que en el primer tomo nos encontramos recién llegado al campo en plena crisis existencial.

Me encanta el dibujo, es agradable y realmente expresivo, nada realista pero muy convincente. El guión no se queda atrás, y juntos consiguen comunicar sentimientos de una manera realmente conmovedora. Por lo menos para mí.

¿Están editados en español? Obviamente, no (al menos aún no). Así que está complicada la cosa. De todos modos, si algún madrileño se atreve, puede encontrarlos en la Mediateca del Institut Français, que es de donde los sacó mi padre, a quien le debo las dos recomendaciones de hoy.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Jardiel Poncela predijo el 11-S

En efecto:

«Aglomerados, abrazados unos a otros por miedo de pisar en falso y caerse al mar, los rascacielos de Manhattan han unido las lanzas de sus cúpulas contra un peligro común, que quizá venga algún día por el sitio por donde ellos lo esperan: por el aire. Los rascacielos son muy jóvenes: por eso han crecido demasiado y están delgadísimos Algunos parecen pilas de cajas recién desembarcadas; otros parecen velas de iglesia de pueblo, y dos o tres de ellos parecen rascacielos.» Enrique Jardiel Poncela, Mis viajes a Estados Unidos

Las negritas son mías, claro.

Imagínese mi estupor al leer estas palabras en la deliciosa selección de escritos breves del mismo autor Para leer mientras sube el ascensor.

¿Cómo pudo Enrique Jardiel Poncela anticiparse de forma tan audaz a la Historia? ¿Qué otras crípticas advertencias sobre acontecimientos cruciales todavía por venir pueden estar escondidas en la obra de este ínclito literato español?

Lo sabremos a medida que esos hechos se produzcan...

domingo, 20 de diciembre de 2009

Zagreb - Sarajevo

«La libertad absoluta es sacar la cabeza por la ventanilla del tren nocturno a Sarajevo y sentir el aire golpeándote en la cara bajo la inmensa Vía Láctea.»

Este verano me obligué a llevar un diario de viaje. Aunque fue un coñazo, ahora puedo decir que mereció la pena.

(Cuando unas horas más tarde llegamos de madrugada a Sarajevo, las cosas ya no eran tan bonitas. Que te despierten cada hora para pedirte los billetes no es algo que deje muy buen cuerpo. Y, aun así, solo esa noche justificaría todo el viaje.)