«La libertad absoluta es sacar la cabeza por la ventanilla del tren nocturno a Sarajevo y sentir el aire golpeándote en la cara bajo la inmensa Vía Láctea.»
Este verano me obligué a llevar un diario de viaje. Aunque fue un coñazo, ahora puedo decir que mereció la pena.
(Cuando unas horas más tarde llegamos de madrugada a Sarajevo, las cosas ya no eran tan bonitas. Que te despierten cada hora para pedirte los billetes no es algo que deje muy buen cuerpo. Y, aun así, solo esa noche justificaría todo el viaje.)
1 comentario:
Viajar abre el alma ^^ Ese viaje en tren fue épico: las aduanas, el tren, la inglesa (lol), todo!
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