sábado, 26 de junio de 2010

La única forma de expresar la verdad es a través de paradojas

No deja de ser curioso, pero hasta ahora no he encontrado un método más eficaz que la desdicha para aprender a ser feliz.

jueves, 17 de junio de 2010

The show must always go on

Respirar hondo y sonreír de oreja a oreja antes de salir al escenario.

No es hipocresía, es profesionalidad. Incluso en la vida diaria.

domingo, 13 de junio de 2010

La entropía de cien mil millones de galaxias consumiéndose

¿Se puede hacer literatura con ciencia?

Nota: Intentar responder a la pregunta en sentido contrario puede ser también un ejercicio interesante.

sábado, 5 de junio de 2010

El viejo sátrapa quiere mi cabeza

Sí, el viejo sátrapa quiere mi cabeza... Y no le culpo, pero me he acostumbrado a tenerla encima del cuello.

Sí, es cierto, ha pasado mucho tiempo desde la última vez...

Resumen parcial y acelerado de los últimos cinco meses:

  • Nieve.
  • 42.
  • Exámenes (inevitablemente): algún que otro milagro y un tropezón. No, no puedo quejarme, desde luego.
  • Una tesis cae del cielo como un ángel en llamas.
  • Çaragoça (ya tan lejana).
  • La palabra travesura adquiere significados insospechados. Como consecuencia, pierde todos.
  • Estrés.
  • La primavera: Sí, pero no (pero sí, pero no).
  • Dalí es un genio.
  • Einstein es un genio (me quito el cráneo).
  • Calígula, todos.
  • Lo de siempre, como nunca (cada vez es diferente).
  • Más estrés.
  • Calígula, tonto el último.
  • En busca del tiempo perdido: Vuelvo a mi antiguo instituto y descubro allí una parte de mí.
  • Más estrés.
  • Más sentido de la vida (el de los Monty Phyton).

Ha sido divertido.

Quizá tan importante como todo lo anterior: lo que no ha llegado a suceder. Cinco líneas de silencio por esas cosas que nunca ocurrieron:





Ya está. Tampoco mucho más luto.

Álex, yo también puedo escribir entradas absurdas (vale, aunque no tan bien como tú :p).

Volveré, en serio (por si a alguien le importa). Pero antes tengo que saldar una cuenta pendiente con el viejo...

martes, 5 de enero de 2010

Balance (de blancos)

Para mí, 2009 ha sido un año estupendo, aunque le llevara unos cuantos meses recuperarse de 2008. A todos los que lo habéis hecho posible, gracias.

Pero 2009 ha terminado.

Un calendario de Tintín me acompañó durante todo el año, salvo en los días caóticos que mediaron entre los periodos beige y blanco roto de mi habitación. En esta clase de calendarios, la asociación de cada imagen con un mes está condenada a parecer caprichosa, aunque sospecho que al menos en este caso no ha sido dejada en absoluto al azar. En septiembre, la momia de Rascar Capac entraba a hurtadillas por la ventana con aviesas intenciones y una bola de cristal en las manos. El verano acababa. Es sólo un ejemplo.

En el mes de diciembre, un boquiabierto Tintín miraba más allá de la viñeta a través de la puerta abierta del cohete que le había llevado hasta la Luna. Contemplaba la belleza espectacular de un paisaje que aún no había sido hollado por el hombre (faltaban todavía más de 15 años para que Neil Armstrong diera el paso más famoso de la Historia). Así es precisamente cada año nuevo: desconocido y sugerente, lleno de oportunidades —y no exento de peligros—.

Mi calendario en Nochevieja

Mi calendario de Tintín pocas horas antes de ser sustituido por uno de Canaletto. Nótese el color blanco (roto) de la pared.

Espero que 2010 sea tan maravilloso como la Luna. Feliz año nuevo a todos.

Empate

Mis únicos propósitos de año nuevo que superan el estadio de meros propósitos son los que empiezo a llevar a cabo en diciembre, porque son el fruto de una evolución interior que cristaliza de forma natural en esas fechas, al cambiar drásticamente las condiciones del medio (de ahí que no tenga sentido posponer su aplicación hasta enero). Los demás no dejan de ser una imposición artificial y fracasan. Todo esto debe de tener alguna moraleja evidente que se me escapa.

El renacimiento de este blog ocurrió en diciembre, hace ya más de un año, y tal vez sea ese el motivo por el que ha resistido hasta ahora. Probablemente está mal que yo lo diga: estoy satisfecho con el resultado. He escrito realmente poco que merezca la pena, pero he escrito. Casi nadie lo ha leído, cierto; sin embargo, y como ya expliqué, la principal motivación del blog es de tipo onanista.

De todos modos, creo que es interesante dar una cota inferior para ese casi nadie. Con motivo de esta entrada abrí una encuesta para averiguar cuál era la opinión de los hipotéticos lectores acerca de lo que ellos pensaran que se les estaba preguntando (o puede que sobre la direccionalidad de las gotas, ya no me acuerdo).

Cuatro personas participaron. A tres de ellas les agradezco profundamente su colaboración; la cuarta soy yo. Álex no ha votado, aunque dijo que lo haría (Álex es malo, no pulséis en el enlace).

Resultados de la encuesta

Resultado: Empate. La mitad considera(mos) que la gota apunta hacia donde cae, como es lógico, normal y bueno; el resto opina que Joder, Mikel.

Conclusión: Ya lo decía Borges, «La democracia es un abuso de la estadística». Aunque con cuatro votos, la verdad, estadística, no hay mucha. Por lo menos no ha ganado la última opción.

Nos vemos después de los exámenes de febrero.